
Es un guiño del director que, para los que no conozcan la trilogía, es poco representativo de las películas, pero un gracioso recuerdo para quien las ha visto.
Las películas, con clara referencia a los colores de la bandera francesa, son todo un despliegue para los sentidos: los colores y las bandas sonoras lo impregnan todo, llenos de significado y con una intensidad inusitada en el cine. Hay que experimentarlo.
Destacan unas brillantes y magníficas Juliette Binoche (Azul) e Irene Jacob (Rojo). Ésta había ya tabajado con Kieslowski en la obra maestra "La doble vida de Veronique".
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